
Como muchos saben, soy contadora de cuentos (no profesional, pero le pongo tanto entusiasmo que cuela!!). Es una ocupación maravillosa, alguien me dijo que los contadores se encargan de acercar los sueños a la gente... El caso es que una noche, al terminar una actuación, se me acercó una chica absolutamente desconocida. Estaba muy emocionada y me preguntó si podía darme un abrazo, yo, encantada de la vida, le dije que por supuesto que sí. Me contó que hacía mucho que no se reía tanto, y que no sabía como darme las gracias por haberla devuelto las ganas de reir... su padre había muerto hacía relativamente poco y no había sido capaz de soltar una carcajada desde entonces... Casi me hace llorar, siempre he creido en las "propiedades curativas" de la risa, pero no pensaba que tuviese tantísimo poder!!! No hemos vuelto a vernos, ni siquiera sé como se llama, pero no me pude sentir más orgullosa. La verdad es que cada contada está llena de satisfacciones, siempre hay alguien que se emociona y recupera la fe en el amor (de algo me tiene que servir ser tan cursi), siempre hay quien tiene un mal día y consigue olvidarlo por un ratito, y lo mejor, siempre hay alguien que te da las gracias por ello. GRACIAS A VOSOTROS!!!